Continuamente se presentan para los individuos, las empresas y las sociedades oportunidades para #mejorar. A menudo llegan en forma de situaciones complicadas que tienen que resolverse y obligan a un cambio de actitud o de hábitos para trascender la problemática. En ocasiones estas oportunidades se materializan ante estándares impuestos por uno mismo o consensados dentro de una organización. Cualquiera de estos u otros escenarios son valiosos para impulsarnos a mejorar.
Cuando la #mejoracontinua se convierte en un estilo de vida, una política explícita o tácita de las empresas, se empiezan a abrir las puertas para el #crecimiento. Las capacidades obtenidas con las mejoras implementadas permiten crecer, lograr más, llegar más lejos. Las aptitudes y competencias se ponen a prueba ferozmente al estirar a las organizaciones a horizontes más lejanos, a mercados más retadores y diversos, a una #oferta de #productos y #servicios más robusta.
Pero cuando se agotan las #oportunidades para mejorar - que nunca se terminan, sólo nos volvemos más eficientes y sistemáticos en aprovecharlas - y se alcanzan todas las áreas de crecimiento - que nunca se cubren por completo, porque son versátiles e inestables - se abre el espacio para #innovar. Aquí es donde se crean las nuevas condiciones de mercado, las reglas de juego comercial modernas y las dinámicas que impulsan a la #economía a fronteras no exploradas. Se trata del ambiente de lo desconocido, de definir lo que aún no tiene significado, de alterar lo que parecía inalterable.
Los nuevos productos, servicios y maneras de hacer negocio emergen de este espacio de innovación, fortalecidos con la cultura de la mejora constante y potenciados con las capacidades generadas durante el crecimiento.